VI Festival Internacional de Jazz de Sevilla 1985

cartel 1985

VI Festival 1985

La nueva etapa del festival comienza, una vez más,  con un cambio de escenario. El mantenimiento de un local efímero como fue la carpa de circo del solar de la Maestranza, donde se ubicó la quinta edición del festival no parecía ser posible
ni tampoco recomendable. La verdad es que las condiciones acústicas no eran las más
adecuadas, además de las quejas recibidas por los ruidos que venían del bar situado en el fondo. No era fácil en la Sevilla de aquellos tiempos encontrar locales que pudieran albergar eventos musicales de gran formato en espacios cubiertos, fuera de los ya ensayados polideportivos donde la acústica todavía era peor y donde las relaciones con los responsables del municipio, que ostentaban la titularidad de la mayoría de las instalaciones deportivas de cierto tamaño de la ciudad, no pasaban por su mejor momento. La nueva ubicación elegida fue el ya desaparecido Cine Andalucía
situado en el número 17 de la Ronda de Capuchinos. Esta decisión de alguna manera
rompía con una forma de ver el festival como espacio más abierto donde el público
se movía, podía tomar una cerveza y fumar (en aquellos tiempos) a la vez que escuchar
la música, en síntesis poner el acento en lo festivo que la propia palabra indica, pero sobre todo donde el aforo podía dar respuesta a un público que crecía en número y en interés por el jazz, siendo el festival un foco de convergencia para aficionados de otras provincias más allá incluso de Andalucía. En este nuevo escenario el aforo tenía que ser, obligatoriamente, significativamente más restringido. Por otro lado la infraestructura para montar un festival de jazz en lo que hasta ahora había sido un cine de barrio no era nada adecuada: el escenario era pequeño de poca profundidad y no existían camerinos para los músicos, cuestión que hubo que improvisar a base de estructuras de madera y toldos de camión en un patio anexo a una de las puertas que daban al escenario. Realmente daba escalofrío pensar como se iba a tomar una diva del jazz como era Sara Vaughan un “camerino” de esas características. Por pensar en positivo  el sonido podría
mejorar en comparación a los polideportivos de donde procedíamos y que el público
estuviera más concentrado en las actuaciones. Realmente era un concepto de concierto, que es el que predomina claramente hoy en día en las actuaciones de jazz que se ofrecen en Sevilla, y en la mayor parte de los ciclos de jazz que hay en nuestro país, aunque afortunadamente todavía se conservan espacios más informales donde la complicidad entre los músicos y el público está sustentada en intangibles difíciles de explicar y que a los que los vivimos nos produce una cierta nostalgia, un ejemplo de ellos sin duda es la Plaza de la Trinidad utilizada permanentemente en su dilatada historia de casi cincuenta años por el festival de Jazz de San Sebastián. El diseño del cartel y del programa y por lo
tanto la imagen del festival seguía en las manos de Manolo Cuervo y lo seguiría siendo en el futuro hasta la última edición, una seña de identidad que se mantenía y que consiguió uno de sus mejores trabajos para esta edición con un cartel de gran formato y excelente calidad de papel e impresión que realmente daba pena destinarlo a una valla publicitaria.

 

 

 

 

Nuevos protagonistas en la organización. El director gerente de la fundación
Luis Cernuda era Eduardo Rodríguez y se asignó la responsabilidad de director musical
a un viejo conocido, José María Mellado, ligado al área de cultura de la Diputación
Provincial, con quien habían iniciado las primeras audiciones del Colectivo Freeway
en la Casa Damas de la calle Asunción, local que pertenecía a su familia. José María seguiría ligado a la música de jazz manteniendo la dirección, durante toda su trayectoria profesional de otras iniciativas en torno a la música de jazz, sobre todo en lo referido al Festival de Jazz de la Provincia también dependiente de la Diputación Provincial de Sevilla. En la producción técnica seguía vinculado Miguel Ángel González, miembro destacado del colectivo Freeway en quien recaía la responsabilidad de la programación y gran parte del peso de la organización. Esto garantizaba el mantenimiento de la línea de calidad seguida en la programación en las anteriores ediciones del festival. Los textos del programa fueron elaborados por el propio Miguel Ángel González, Antonio Lora, también miembro de Freeway, José Luis Jurado, periodista ligado a Radiocadena
Española en Sevilla y conductor, en aquella época, del programa de jazz “Swing”,
que se anunciaba también en el programa de mano del festival, y José Antonio Chacón periodista en aquellos tiempos de Diario 16 deAndalucía que nos había sustituido a Freeway en el programa de radio de la Cadena SER. Las reseñas de cada uno de los músicos en el programa de mano aportaban como novedad una selección de discografía de cada uno de ellos, elemento que  fue muy bien recibido por los aficionados. En esta ocasión el programa tenía alguna colaboración externa incluso de nivel nacional como era el Ministerio de Cultura, también local, el Ayuntamiento de Sevilla y cosa curiosa la aparición de un banco, el Banco Meridional. Una última novedad fue la ampliación de los días de conciertos en uno más: el festival duraría por primera vez cuatro días, aunque en esta ocasión no se realizó ningún concierto de presentación con músicos
locales en diferentes escenarios, como había sido la norma de casi todas las ediciones anteriores. Era una época de transición entre dos modelos donde alguno de los actores había desaparecido y los nuevos protagonistas no estaban familiarizados con un evento de claves diferentes a los de un concierto al uso, el festival no salió de las paredes del cine Andalucía y eso se notó.

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fotografía finalista del Jazz World Photo 2022. Autor: Antonio Torres . 57 Donostiako Jazzaldia. Hiromi Uehara