La segunda edición del Festival Internacional de Jazz de Sevilla se celebró igual que la primera, en noviembre: concretamente los conciertos se celebraron el 27, 28 y 29 de noviembre de 1981, aunque en esta edición el festival contó con iniciativas colaterales de tal manera que las actividades del festival realmente comenzaron el sábado 21 de noviembre. La segunda edición, como podía esperarse, fue menos improvisada
y el Colectivo Jazz Freeway pudo hacer efectivas muchas de las lecciones aprendidas de la primera. El primer elemento que se afrontó fue el cambio de escenario. Hubo problemas para renovar el Polideportivo de Chapina como lugar de celebración de los conciertos ya que se aducía el posible deterioro del parquet de la pista a pesar de la protección que se le puso. De hecho el Ayuntamiento de Sevilla llegó a publicar una norma en la que se prohibía explícitamente el uso del estadio para todo uso distinto al deportivo. Las gestiones para buscar una alternativa se hicieron con la Universidad de Sevilla, que ya había colaborado en la organización de las Jornadas de Jazz. Era un escenario similar al polideportivo donde se celebraba el Jazz Cascais de
Portugal aunque con un aforo significativamente menor que el estadio de Chapina, alrededor de 2.500 personas. Las negociaciones con la universidad llegaron a buen puerto y finalmente quedó fijado el polideportivo de la Escuela Superior de Arquitectura de Sevilla como sede del festival, sede que albergaría finalmente la segunda, tercera y cuarta edición. Se optó igualmente por incorporar algunas modificaciones organizativas.

Desde luego se incluyeron vallas protectoras y circuitos vallados de acceso para el público con el objeto de evitar los problemas de seguridad que se habían producido en la primera edición y se hizo un estricto control del taquillaje para evitar posibles falsificaciones de entradas. En cuanto al programa se decidió eliminar la actuación
de los grupos locales en la apertura de cada día dejando dos grupos internacionales
por día. Esto que tuvo su polémica por parte de los músicos de Sevilla permitía un horario más razonable y poder sacar un mayor margen para poder disfrutar de los grupos de primer nivel. En la primera edición hubo verdaderos problemas para cumplir horarios y, además, los conciertos se alargaban a veces hasta 5 o 6 horas.

Otra modificación introducida en esta segunda edición fue la de incorporar al festival otras actividades que sirvieran para su difusión. En esta ocasión se convocó un concurso de carteles para fijar la imagen del festival, concurso que ganó José Manuel Palou precisamente con una foto de la actuación del saxofonista Johnny Griffin
en la primera edición del festival. La exposición de los carteles que concursaron quedó
instalada en la sede la Diputación Provincial desde unos días antes al comienzo de los conciertos. También se llegó a un acuerdo de colaboración con Radio Cadena Española
para desarrollar un especial dedicado al Festival durante doce horas “Doce horas de Jazz” que lideró José Luis Jurado el sábado día 23 de noviembre y por la que pasaron los miembros del Colectivo Freeway a hablar con José Luis de la música y de los músicos que iban a actuar en esta segunda edición.
También se programó un concierto de presentación del Festival que tenía el doble objetivo de hacer una difusión del festival en la ciudad a través de la música en directo en espacios abiertos y, por otra, dar un hueco a músicos de jazz andaluces, que habían quedado excluidos de las actuaciones del polideportivo de Arquitectura. Finalmente este concierto presentación se hizo con acceso libre en la plaza de San Francisco con el Cuarteto malagueño “Onice”, grupo formado por Antonio Cal saxos, tenor y barítono y flauta, Jorge López guitarra, Alejandro Bode contrabajo y Juan Larrubia batería. La logística también cambió y en esta ocasión se hizo cargo del sonido una empresa andaluza llamada Aroal, representante del sonido “Bose” en nuestra ciudad. El reparto de tareas se volvió a distribuir entre los miembros del colectivo incorporando formalmente a Pepe Mateos Rubio para coordinar todo el traslado de músicos y a Javier Gutiérrez Padilla como responsable de la organización interna y accesos del polideportivo. También esta vez colaboraron algunas instituciones y empresas como la Caja de Ahorros San Fernando de Sevilla, La Universidad de Sevilla y Radio Cadena Española.
El programa seleccionado volvió a responder a las expectativas que Freeway había planteado: seis grupos que podrían mantener e incluso superar el nivel de la primera edición. Músicos relevantes en la historia del jazz que traían a Sevilla una visión rompedora con las tradiciones establecidas, influenciadas e influyentes sobre nuevas tendencias en la música, en la pintura, en el cine o en la literatura, una música expresión de una modernidad
que comenzaba a adentrarse en un nuevo tejido social más abierto a influencias
y mixturas.